EL TREN LOCO DE LA ALEGRÍA




el programa - LUNES 27 - REGGAE NIGTH

((el programa se inició con el contacto con el Oso desde la región de Traslasierra, Córdoba, conociendo la historia que guardan Las Sierras de las Quijadas en San Luis, incluyendo leyendas de bandoleros de esa región, características físicas e información general.



seguido a la comunicación intraterránea pasamos unos nuevos temas del disco de Dancing Mood, que pronto se presentará gratuitamente en la calle Niceto Vega en agosto para festejar las 100 presentaciones




Realizamos una entrevista a Pablo Cirio quien se ocupa de estudiar a y con los afroporteños, que cuentan entre sus filas a ciertos famosos que reniegan de su estirpe y que influyeron decisivamente. Pablo opina que los negros están y existen. +info en Página 12, lunes 27 de julio. (debajo publicada).



en ESCRIBAS DEL UNDER nos visitó Alfonsina quien nos leyó su cuento EL PERRO publicado en este blog (http://caminonegroatomika.blogspot.com/2009_07_12_archive.html) junto a las prolijas cuerdas Martinzen. Contribuyendo ambos con este esapacio en el que pueden participar nuestros oyentes exponiendo sus escritos literarios.




más tarde estuvimos escuchando algunos temas de Benjamin Zephaniah, escritor rasta jamaiquino-inglés, que hace años atrás visitó nuestro país cuando se realizaba la Feria del Libro.




la música reggae se fue llevando la noche con artistas como Horace Andy, Toots of the Maytals, Black Uhuru, Bob Marley y Ciudad de negros))



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GENTE NEGRA



Benjamin Zephaniah




Por Ignacio Escribano



Benjamin Zephaniah no es precisamente el arquetipo de poeta que uno suele imaginar. Al recitar sus versos, con un ritmo que se funde entre el reggae y el rap, y a los que dramatiza con todo tipo de gestos corporales, sus trenzas negras, o dreadlocks, se dispersan como largos dedos gruesos por la espalda, de un lado a otro, casi hasta la cintura. “La poesía es música, el cuerpo mismo lo siente”, dice este artista de origen inglés, que vivió gran parte de su infancia en las pacíficas tierras de Bob Marley. Y fue acaso la influencia de la música y de la estética jamaiquina la que derivó en el comentario actual, casi unánime, de la crítica internacional: a Zephaniah vale la pena leerlo; pero mucho más, verlo y escucharlo.
Lo mismo opinan sus seguidores; Nelson Mandela, uno de ellos, lo invitó personalmente en varias oportunidades a Sudáfrica.
“Siempre pensé que los poetas eran aburridos, hasta que me convertí en uno”, ironiza Zephaniah en la apertura de uno de sus primeros libros publicados: Talking Turkeys.
“El humor -reflexiona- nos permite transformar en comedia la peor de las tragedias, y pintar una verdad sin anestesia.”
Con respecto a las expresiones “políticamente correctas”, Zephaniah pregunta abiertamente: ¿son correctas desde el punto de vista de quién?
Por ejemplo, en su poema White comedy, se vale de un recurso tan simple como infalible para demostrar la fuerte connotación peyorativa a la que suele estar asociada la palabra “negro”. ¿Cómo lo logra? Escribiendo “blanco” cada vez que debería decir “negro”. Así, al bajo mundo de ovejas, magias o listas “negras”, lo recrea en una versión inmaculada de ovejas, magias o listas “blancas”. Y rematando tales estrofas “en negativo” con un latigazo letal de causticidad: “No se preocupen, me voy a comunicar con la Casa Negra" (I shall be writing to the Black House).
El racismo y la discriminación son dos de los principales temas en muchos de sus poemas y en las novelas Face (1999) y Refugee Boy (2001).



-¿Qué sentís cada vez que venís a la Argentina?



-Depende. En mi primera visita, que fue al poco tiempo de la guerra con mi país, desperté bastante interés puesto que en ese entonces no frecuentaban muchos ingleses por aquí; y la mayoría de las conversaciones giraron en torno a las Malvinas. La segunda vez que volví, invitado a participar en la Feria Internacional del Libro 2000, recuerdo que llovía incesantemente y que, no obstante, todos parecían estar de fiesta. En cambio, esta vez, la gente se ve muy triste, como abatida por la situación política y económica. En fin, cada vez que vengo me encuentro con un país totalmente distinto.



-¿Alguna vez te sentiste discriminado aquí?


-Para nada. Siempre me sentí muy bien cuidado. Es más, me sorprendí al descubrir que había unas cuantas bandas de reggae; anoche, por ejemplo, grabé dos temas con una de ellas.



-¿Qué te motivó venir aquí por primera vez?-Me había dado curiosidad conocer la naturaleza de los argentinos, tan difundida por la prensa inglesa durante la guerra de Malvinas.



­­­­­-¿Y con qué te encontraste?


­­-Con gente buena, simple, cuyos intereses básicos, al igual que en casi todo el mundo, se resumen en unos pocos: agua, comida, afectos, música... Lo que ocurre es que las voces que se escuchan afuera suelen ser las de los políticos; y, las noticias que ellos nos proveen no son más que un mero reflejo de sus intereses personal, y no los de su pueblo.



-¿Crees que tu poesía tiene lugar en medio del desasosiego que se vive hoy en este país?


-Hace ya varios años, al enterarme de que en Líbano se estaba librando una guerra, decidí ir allí, al punto más álgido; lo mismo hice, tiempo después, cuando se recrudeció el conflicto entre israelíes y palestinos. Y lo que más me asombró en ambos lugares fue que, a pesar de todo, la gente aún quería oír poesía. Hasta llegaron a pedirme, unas cuantas parejas que estaban por casarse, que les escribiera algo especial para sus bodas.


-¿Estás diciendo que la necesidad de poesía que tiene el ser humano permanece inalterable aún en las circunstancias más hostiles, como en medio de un bombardeo?


-Así es. Yo mismo lo he comprobado. Y debo admitir que cuando recibí la invitación para venir a la Argentina tuve el mismo sentimiento contradictorio que me manifestaron muchos de mis amigos y conocidos:


“¿Poesía en la Argentina, ahora, no te parece que tienen cosas más importantes en las que pensar?”


Y creo que no es así, de lo contrario no hubiera venido. La poesía, aunque no atraiga a un público masivo, sigue siendo una necesidad básica para muchos.
-Si tuvieras frente a vos a los futuros poetas argentinos: ¿Qué les diría?


-Dos cosas. Primero, que siempre sean honestos con ellos mismos y que jamás escriban para satisfacer los gustos de un determinado grupo, aunque se sientan parte de él. Y, segundo, que nunca se dejen decepcionar si es poco el dinero que les ofrecen por su obra. En esta sociedad de consumo, y globalizada, ya no existe ninguna correlación entre el precio económico y el verdadero valor de las cosas. Y la poesía, por cierto, no ha quedado bien parada en esa nueva lista de precios.


-¿Cuál es tu “ganancia” en los viajes que realizás por trabajo a los países más pobres?


-El encuentro, el contacto con la gente; siento que podría hacer lo que hago a cambio de nada, económicamente hablando, claro. Pero todo se compensa de algún modo. En Gran Bretaña realicé varios comerciales para una marca de cerveza y otros tantos para una compañía de teléfonos celulares. Es gracioso, porque yo no bebo alcohol y ni siquiera he tenido un teléfono celular; pero me pagan bien, y eso me permite llevar mi poesía a lugares como India, Sudáfrica o la Argentina.
-¿Cuál es la finalidad, si es que la hay, de jugar con las palabras?-Bueno, cuando escuchamos música, ¿qué hacemos?, ¿caminamos?, ¡no!, nuestros pies siguen el ritmo, y bailamos; del mismo modo, la poesía es a la prosa, lo que la danza es a la acción de caminar. Claro que podríamos escribir nuestras ideas o sentimientos lisa y llanamente, pero buscamos embellecerlos y, si es posible, traspasar los límites que nos impone el idioma. Por eso, me gustan los poemas que parecen simples pero que no lo son, y que cuando uno los lee piensa: “¿Cómo no se me ocurrió?”
-¿Se te viene alguno a la mente?­-Sí, uno muy breve, de tres líneas, y una de ellas de una sola palabra. Dice así: “La mayoría de la gente ignora la mayor parte de la poesía/porque/la mayor parte de la poesía ignora a la mayoría gente”.-¿Y a quiénes crees que ignora la poesía, principalmente?-Diría que a la mayoría de esos hombres de trajes grises, que se jactan de su poder y de sus bienes materiales; ellos, más que nadie, necesitan urgentemente aunque sea un poco de poesía en sus corazones.

Tres preguntas "extras" -¿Qué mensaje te gustaría compartir, como vegetariano que sos, con los habitantes del “país de la carne?­­-


Por empezar, me gustaría decir que anoche cené en un restaurante vegetariano y que cada vez que vengo a Buenos Aires voy a uno distinto. Entiendo que el consumo de carne vacuna está fuertemente arraigada a las tradiciones argentinas y, por tanto, no pretendo encontrar una buena recepción sobre este tema. Pero el hecho de que cada país tenga sus propias costumbres no significa que sean ejemplares; las costumbres ajenas, por más extrañas que parezcan, están bien mientras no perjudiquen a los demás, incluidos los animales. Aquí, la misma persona que consume carne vacuna sería incapaz de comerse a su propio perro o gato; en China, en cambio, he visto cómo los chicos eligen, en los restaurantes, al gato que más les gusta, y, quince minutos después, tenerlo servido en su plato. Y, mientras en la India la vaca es sagrada y el gato ni siquiera se toca, en Corea comen perros. Desde pequeños somos programados bajo ciertas normas que después nos parecen correctas; pero no siempre lo son. Creo que uno de los principales valores que hoy faltan en el mundo es la compasión; y que, para comer carne, hay que sacarse la humanidad de encima, como hace un soldado al matar a un semejante. No obstante, nunca es tarde para preguntarse: ¿Dónde quedó mi humanidad?-También están los que asocian al vegetarianismo con debilidad física.-Por eso también creo que mucha gente necesita ser reeducada al respecto. Nadie que deja de comer carne se caerá literalmente a pedazos, como suele creerse erróneamente.


-Por último: ¿Qué tenés en común y qué te diferencia de Bob Marley?­­­


-¿En común?, la poesía, sin duda. Y la principal diferencia es que él hablaba desde Jamaica y yo lo hago desde Inglaterra. PerfilBenjamin Zephaniah nació en Birmingham, Inglaterra, en 1958. Pasó gran parte de su infancia en Jamaica, de donde originariamente son sus padres. Zephaniah escribió varios libros de poesía, novelas y guiones para televisión; grabó discos con sus poesías y participó en numerosos programas radiales y televisivos. También publica artículos en The Guardian y The Observer. Fue nominado para los premios Poeta Laureado y Profesor de Poesía de la Universidad de Oxford. En 1988, recibió un doctorado con honores de la Universidad de North London. Recientemente, fue nominado para recibir una beca de investigación en las universidades de Cambridge y Oxford. Zephaniah, un miembro de la poesía británica contemporánea altamente respetado dentro y fuera de su país, actualmente dedica gran parte de su tiempo a visitar escuelas, prisiones y universidades.









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ESCRIBAS DEL UNDER


AÑOS ATRÁS


Cada una de las arrugas de su cara, de sus manos, de su cuello, de toda su piel, denotan su gran sabiduría, así como también todos los sufrimientos y sacrificios por los que pasaron y que, definitivamente, influyeron en esa sabiduría incuestionable y sin igual. Claro está, de los errores se aprende.
Sacrificios y padecimientos que fueron simultáneos a la felicidad (o a algo aproximado si éste término resulta algo utópico): ninguno de ellos va a decir que vivió con desgracia su infancia y juventud, a pesar de saber perfectamente lo que es sufrir, porque es obvio que sus tiempos no eran los mismos que los nuestros.
¿Y qué más quisieran que poder volver el tiempo atrás para vivir nuevamente en “su mundo”?
Quisieran, y a su manera lo hacen: sí, retroceden en el tiempo.
Cuentan miles de veces esas anécdotas e historias de vida que te remontan a seis décadas atrás, sesenta lejanos años; a momentos tan cercanos en la historia universal pero tan lejanos en la propia historia personal; que a pesar de haberlas oído una y otra vez querés y podés volver a escucharlas porque no te aburren.
Cuando sus historias reflejan la manera en que vivían (“vivían” tomado en todos los aspectos posibles) te das cuenta que muchas de las cosas que actualmente se consideran problemas sin solución son nimias comparadas con sus vivencias. A los hechos me remito: la mayoría se crió en el campo, sin luz y alimentándose de lo que producían.
No es novedad que la sociedad en la que vivimos es extremadamente materialista, apuesto que a ningún chico de hoy le gustaría recibir caramelos como regalo de navidad. Esto apunta a que según una anécdota (que desde luego conozco de memoria porque me la contó mi abuela innumerables veces), el mayor de los trece hermanos que eran se vestía de Papá Noel y venía sacudiendo ruidosamente un latón con caramelos: eso era el regalo de navidad para todos y era motivo de felicidad por un largo tiempo. Un nene de hoy considera trivial un caramelo como regalo.
Para ellos ese instante de relatos, que quizá no tiene tanta importancia para quienes escuchan, es sumamente significativo, es el momento en el que reviven sensaciones que creían ya inexistentes.
Escucharlos y disfrutarlos no cuesta nada por parte de quienes actuamos como receptores, y además ¿quién le dice a un abuelo “Eso ya me lo contaste” y deja de prestar atención? Nadie, o al menos nadie que yo conozca.

Agustina Daher - http://www.besodemorder.blogspot.com/
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ARCHIVO NEGRO

PÁGINA 12.


DIÁLOGOS › ENTREVISTA A PABLO CIRIO, ANTROPÓLOGO DE LA MÚSICA Y MILITANTE SOCIAL





“El argentino no está preparado para ver a los negros”
Los descendientes de africanos en Buenos Aires sufrieron un mecanismo consciente de invisibilización. Lo cierto es que los negros están y existen. Pablo Cirio se ocupa de estudiar a y con los afroporteños, que cuentan entre sus filas a ciertos famosos que reniegan de su estirpe y que influyeron decisivamente, quiérase o no, en muchas de las más ponderadas creaciones nacionales.


Por Leonardo Moledo y Nicolás Olszevicki



–Usted es antropólogo, pero trabaja con la música.
–Efectivamente. Mi especialización es la música en contextos socioculturales, concretamente, ahora, en la población afroargentina (es decir, los descendientes de negros africanos esclavizados en la época colonial hasta 1861, que fue el año real de abolición de la esclavitud en nuestro país).
–¿Por qué fue el año real?
–Generalmente se cita la libertad en 1813, pero ésa fue una libertad formal. La esclavitud, de hecho, siguió funcionando; los esclavos siguieron estando bajo condiciones de servidumbre en las casas de sus amos. En 1861, Buenos Aires suscribe a la Constitución Nacional, y es en esa Constitución donde realmente queda abolida la esclavitud.
–¿Era una población de cuánta gente?
–Las cifras son muy endebles. Uno a veces piensa que los censos son abstracciones matemáticas puras y duras pero, desde las formas de diseñar un censo hasta las maneras de contar a las personas, hay mucha incidencia de factores culturales. Tal es así que en 1887 es el último censo nacional en el que se cuenta a la población negra de manera diferencial. Después de 1887 los censos no incluyen la categoría “negro” y crean otra categoría que es la categoría de “trigueño”, que formó parte de un mecanismo de invisibilización de la negritud. Lo que los censos reflejan no es la realidad como una fotografía de la época, sino cuestiones ideológicas. En 1887, en Buenos Aires dan como población negra un 1,8 por ciento (que parece mínima). Para ese período, sin embargo, la comunidad negra tenía una prolífica actividad social y cultural: entre ellos funcionaban 20 periódicos, había cerca de 100 entidades afroporteñas (entre sociedades carnavalescas, de ayuda mutua, etc.), había centros políticos, artísticos, culturales...
–Y el mito de que los negros fueron barridos por la fiebre amarilla y la guerra del Paraguay, ¿es realmente un mito?
–No, eso es verdad. Hay varios supuestos que cualquier argentino podría enumerar si se le pregunta por qué no hay población negra en la Argentina. La primera argumentación es que acá hubo algunos hechos históricos y sociales en los que murieron masivamente: las guerras de la Independencia, la guerra del Paraguay. Como quedaban muchas más mujeres negras que hombres, comenzaron a casarse con blancos y la descendencia comenzó a decaer. Esas razones existieron, pero no explican por qué hoy, en 2009, una parte significativa de la población argentina se reconoce descendiente de esclavos negros y mantiene su cultura vigente.
–¿Y dónde están?
–Bueno, ahí está el segundo mecanismo de negación de la negritud. A cualquier argentino que se le pregunte sobre los negros en la Argentina va a contestar: “Bueno, pero yo no los veo por la calle”. Lo que pasa es que habría que ver por cuáles calles camina nuestro interlocutor: Buenos Aires es una ciudad muy grande y el resto del país ni hablemos. Hay muchas calles, muchos barrios, muchas geografías sociales y culturales. Lo que yo le puedo decir es que ellos están y viven. Así como los censos son un recorte cultural e ideológico, nuestra mirada es también un recorte cultural e ideológico. Uno no mira naturalmente, mira condicionado por la educación, por factores históricos, por intereses y por silencios. Cuando uno tiene el ojo entrenado, puede ver cosas que otra persona no ve. El argentino, en su ideario identitario, no está preparado para ver a los negros. Pero... ¿por qué no podemos verlos? Ahí hay una cuestión delicada. Yo le voy a hablar de los afroporteños, cuya situación es distinta a la de los afroargentinos del interior del país (en cuanto a estrategias de preservación y divulgación de su cultura). Los afroporteños han elegido conscientemente no mostrar su cultura puertas afuera de sus casas. Esa fue una estrategia de preservación y defensa frente a algunos avasallamientos que se vinieron dando en las últimas décadas del siglo XIX. Hay que tener en cuenta siempre que en 1861 es la abolición de la esclavitud y ya en 1863 se empezó (con una nota publicada en los almanaques de la época) a hablar de la inminente desaparición biológica y cultural de los negros. De 1863 hasta el presente, ese tópico se viene repitiendo periódicamente en la prensa, en los académicos, en los políticos, en los intelectuales. “No quedan más negros, ya no hay más tradiciones negras”, se dice. Eso también fue responsabilidad de la propia comunidad negra, que decidió mantener su cultura puertas adentro para evitar ser objeto de burla o de humillación pública (en los carnavales, por ejemplo). Esa estrategia se mantuvo vigente hasta hace dos o tres años. Puertas afuera se mezclaban con los ciudadanos comunes y corrientes, y trataban de mimetizarse con la blanquedad. Eso hizo un engranaje nefasto con el pensamiento blanco que, o bien no los veía (no los quería ver) o bien los extranjerizaba. Es muy común que, cuando uno ve un negro en la calle, piense automáticamente que es brasileño o africano. Si bien es probable que muchos sean de ese tronco, muchos de ellos pueden ser tranquilamente afroargentinos y nosotros ni siquiera lo pensamos. Otra cuestión delicada es la del mestizaje cultural y biológico. Los negros se han mezclado con población blanca y con población aborigen. Ese mestizaje nosotros no podemos verlo. Nosotros vemos en términos absolutos: se es absolutamente negro o blanco. No podemos ver el producto de la mezcla cultural. Y América es eso, en realidad: una mezcla de culturas. Eso derivó, sumado a los grandes índices de pobreza que hay entre la población negra, en la migración del concepto de negritud al concepto de pobreza. Se empezó a hablar de negro no en términos étnicos, culturales e históricos sino en términos de pobreza. Cuando hoy uno habla de negros, eso tiene un sentido socialmente despectivo. Se está racionalizando una cuestión económica y social.
–¿Qué relación hay entre los “cabecitas negras” y los afroargentinos?
–Yo me atrevería a decir que son lo mismo. Cuando se habla del negro, del cabecita negra, estamos pensando en la mezcla de criollos con aborígenes, pero no tenemos en cuenta la tercera raíz de la Argentina. La española es una, la aborigen es otra, pero falta la negra. Esa es la otra pata del mestizaje, que falta en nuestra historia. Esa otra pata fue diluida, fue solapada, fue acallada. Y fue una estrategia consciente por parte de la generación del ’80 en su afán de construir una moderna Nación Argentina. Para eso era clave el ideario blanco (que se mantiene virtualmente intacto). Y, como nadie habló con los afroargentinos a nivel de investigación (siempre se habló sobre ellos, de ellos, en contra de ellos), se me ocurrió que era interesante hablarles. Y lo que dicen es muy interesante.
–¿Qué dicen?
–En este país de ausencias, ellos se consideran los primeros desaparecidos. La pregunta es por qué: si ellos están, si ellos viven, ¿cómo se pueden considerar desaparecidos? La respuesta es que son desaparecidos de Africa: sus ancestros fueron secuestrados de su continente y traídos compulsivamente, esclavizados, a esta tierra.
–Los que viven ahora, ¿son afroporteños puros?
–No existe el concepto de pureza, en ningún aspecto. Ese concepto se toma de la biología o de la culinaria, pero en términos culturales eso no existe (porque uno trata de ponerle valor a eso). Acá fueron traídos muchos grupos diversos del Africa negra, de cuyos nombres no se acuerdan ni los propios descendientes. Porque ellos también quisieron olvidar ese pasado. La mayoría son del tronco bantú, del centro-sur de Africa. Hablar de ese tronco es hablar de medio continente africano. Esos grupos, a su vez, se mezclaron entre sí, y se mezclaron con los blancos, y se mezclaron con indígenas, y de ahí provinieron todos los descendientes. Yo, antes de pensar en términos de pureza o impureza, prefiero pensar en los afroporteños como aquellos que se reconocen descendientes de esclavizados y que mantienen valores de su cultura.
–¿Cómo cuáles?
–La música, la religión, el idioma, la culinaria.
–¿Y qué idioma conservan?
–Bueno, lo que pasa es que el idioma no está disociado de la variación cultural. Se conservan, por ejemplo, cantos arcaicos (posiblemente originarios de Africa) que están en lenguas arcaicas del tronco bantú. Yo he podido traducir una de esas canciones, que ni siquiera ellos saben qué significan, dado que las cantan por fonética. Eso, a su vez, se fue deformando con los siglos, lo cual lo hace aún más complicado. Pero se mantiene, más o menos, el vocabulario. Y mucho de ese vocabulario permeó al lunfardo: mucama, quilombo, catinga. Mucho quedó igual. Y mucho fue variando por las circunstancias históricas del país, por ejemplo, “chongo”. En la comunidad negra, eso significa persona blanca. Fuera de esa comunidad, eso significa otra cosa. Ellos, también, preservaron palabras que no pasaron al lunfardo: mundele (un tipo de carne de vaca) o calunga (cementerio) o tute (caliente). En su habla coloquial, ellos usan esas palabras, que por cuestiones históricas no pasaron a nuestro idioma general.
–¿Y dónde se los encuentra?
–Bueno, la ciudad de Buenos Aires es muy grande, y a eso hay que sumarle el continuum poblacional que es el Gran Buenos Aires. Estamos hablando de un área de más de 10 millones de habitantes. Por cuestiones de pobreza, a través de las sucesivas crisis que fue atravesando el país, la pobreza actuó como fuerza centrífuga y los fue alejando del centro. A fines del siglo XIX, ellos vivían en los históricos barrios de Montserrat, San Telmo y San Cristóbal. Con diferentes crisis, ellos fueron yéndose hacia Flores. En la primera mitad del siglo XX, ellos vivían allí. De hecho funcionó un club llamado La Armonía, en el que se bailaba su música. Hoy, en su mayoría, viven en Merlo, en Ituzaingó, en Paso del Rey, en La Tablada, en La Matanza, en Valentín Alsina, en Lomas de Zamora. Una pequeña población queda en Buenos Aires, pero muy pequeña. Ahí habría que hacer una aclaración. Ellos son todos afroporteños, pero internamente se dividen en dos subcategorías. Los negros usted y los negros che. Los negros usted, que son una minoría, son los pocos que lograron una posición de elite económica e intelectual, a fuerza de deshacerse de su lastre étnico y de no comprometerse con su cultura ancestral (y, por lo tanto, de abrazar el ideario blanco de ciudadano). A algunas de esas personas negro usted las conocemos muy bien, porque son personas de la farándula, o de la política, y, por una cuestión cultural, nosotros no los podemos ver como negros (y ellos tampoco se reconocen como negros).
–¿Por ejemplo quiénes?
–Vamos a dar nombres. La escritora Griselda Gambaro (afrodescendiente del tronco colonial). El pianista Horacio Salgán. El peluquero Roberto Giordano. La actriz o conductora Carmen Barbieri (cuyo abuelo era guitarrista de Gardel). Todas esas son personas que, para nosotros, son blancas (y que se esfuerzan por ser blancas), pero tienen una raigambre negra. El tema de la negritud, entre ellos, no se habla. Esos son los negros usted. La gran mayoría, sin embargo, son los negros che.
–¿Y la música?
–Bueno, lo que estructura la cultura negra porteña es el candombe, y lo que marca el ritmo del candombe es el tambor. Y el toque del tambor para los afroporteños es su conexión sonora con sus ancestros: reviven a sus ancestros a través de la danza y el baile. O sea que toda música es vivida como una danza lúdica pero, a la vez, religiosa.
–¿Y la comida?
–Mucha de ella la comemos a diario, y no tenemos memoria de ese patrimonio negro. Por ejemplo, el dulce de leche. Cuando se dice que nació de un descuido en la provincia de Buenos Aires, luego de que la cocinera de Rosas se olvidara la leche en el fuego, nadie dice que esa cocinera era negra. Por ejemplo, las achuras: las comidas de las vísceras son típicamente negras. No por nada el barrio de Montserrat se llamaba el “Barrio del Mondongo”. Los criollos no comían esa carne, la tiraban. Y las negras achuradoras (esto lo dice Echeverría en El matadero) iban a recoger esa carne para hacer su comida.
–¿Eso es de raíz africana?
–Afroamericano, en realidad. Hay una anécdota de Borges muy interesante. El volvió a su casa, en la década del ’20, y le contó a su madre, enfervorizado, que había estado con compadritos, y que lo habían invitado a comer. La madre, entonces, le pregunta: “¿No habrás comido asado, esa porquería que comen los esclavos?”. Otra comida, que no ha pasado a la tradición culinaria nuestra, es una en la que se hierven huesos de pata de vaca hasta que se deshacen; eso se mezcla con cebolla rehogada y ajo y se pone en una fuente, como si fuera queso. Esa era una comida de negros muy pobres. Por tradición historiográfica se sabe que los negros siempre estaban recogiendo huesos de vaca en los mataderos.
–¿Cuántos son, aproximadamente?
–Aproximadamente, de acuerdo con varios estudios realizados, serían un cuatro por ciento de la población del país, es decir, unos dos millones de personas. Pareciera un disparate, pero ahí hay que tener en cuenta muchas cosas. Cuando nosotros decimos “negro”, en líneas generales, nos estamos refiriendo a algo muy visible: al color de piel. Pero hay que aclarar que no todos los negros son negros. Fíjese en Horacio Salgán, o en Carmen Barbieri. Por eso se usa una categoría más amplia, que es la de afrodescendientes. Nosotros podríamos tranquilamente ser afrodescendientes y no lo sabemos. Los afrodescendientes, para darse cuenta de quiénes son sus pares, no se fijan en la piel sino en el pelo. El pelo enrulado o tipo mota es copyright africano

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INSTANTÁNEAS









VIDEO DE DANIEL MAZA HACIENDO DESASTRES CON EL BAJO

TOMATE UN TREN HACIA EL SUR




EL PROGRAMA - LUNES 20 DE JULIO



Este lunes nos vino a visitar un artista del rock and roll callejero, el rock que viaja en moto, en bondis: el rock transeúnte en este guiso de cables y asfalto. Este lunes nos vino a visitar un amigo: PIPO ROCKANROLL.







Matías y el Oso mantuvieron un diálogo con Carlos Gabetta, director de Le Monde Diplomatique, acerca de los sucesos que están aconteciendo en el país de Honduras.




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LITERATURA NEGRA



Sueños - Suyai Bellandi





foto: ROMINA LORENZO


Los pies descalzos, reflejaban una vez más su desnudez. Observando las persianas cerradas, sintió cómo un leve escalofrío recorría cada músculo de su espalda. Últimamente todo su alrededor le parecía una gran metáfora, un reflejo borroso de su divagación en el presente, de su angustia. Hacía un tiempo, se había resignado servicialmente a la realidad que vivenciaba, sin ningún interés por escapar. ¿Huir? ¿Hacia dónde? Fuera de ese entorno, que al menos le trasmitía seguridad, se encontraba un encrespado camino por lo desconocido. Fuera, se encontraba la irrealidad, la cual sí prefería evitar.
En algún tiempo lejano, fue una persona cumplidora, racional, cerebral, la cual no se hubiera planteado siquiera la idea de transgredir esos límites reales. La soledad, la había convertido en una especie de ser estático, programado, una máquina viva, que sentía sólo al recordar lo que alguna vez fue, y aún así, permanecía su esencia cobarde, temerosa a lo desconocido.
Las pisadas del ayer sonaban en su mente constantemente y el silencio se hizo escuchar entre los suburbios de una noche envenenada de dolor. Llovió una vez más en el cielo de su mirada y pudo sentir cómo cada gota de alcohol recorría su cuerpo. Los cometas de aquella noche mágica se borraron, como lo hicieron las tímidas sonrisas en las tardes empañadas por el paradigma que sesgaba los pocos pulsos que pendían del suave hilo de su sufrimiento.
El entramado del pañuelo atrapó su melancolía alivianando su pesar… sabía que no pasaría, sabía, pero no podía detener la corriente del juego que la mantenía viva… sus pensamientos giraban sobre preguntas sin respuestas, preguntas de las que intentaba huir cada día, preguntas, que la hallaban entre el fornido bosque de la irrealidad, mientras que la poca razón de su mente vagaba entre el vacío de su corazón. Las palabras que se había robado de su alma aquel retoño de esperanza, fueron esparcidas entre las espinas del dulce recuerdo de un pasado feliz.
Su cuerpo se perdía cada vez más entre las tenues luces del departamento y la pesadez de sus ojos se hacia evidenciar con cada parpadeo. Jamás sintió tanto dolor de cabeza en una noche, pero tal vez el sueño acumulado y los fuertes sorbos atenuaban su vivacidad y aumentaban las punzadas. Se irguió, conciente de gastar las últimas reservas de energía que guardaba recelosamente, y caminó decidida a acostarse, sin antes pasar a buscar algunos bombones de su alacena y encender el hogar.
Escuchaba a lo lejos las voces que en algún tiempo percibía con atención, pero que por testarudez jamás aprovechó: “lo lamento, no tiene solución”, “sólo le quedan dos semanas, no las desaproveches”. Un último trago ahogó aquellas frases en su cabeza. Tras un profundo suspiro, dejó que su cuerpo se acomodara entre las sábanas. Tiró los papeles de un par de aquellos bombones de almendras que tanto le gustaban y extendió su brazo para apenas acariciar la fotografía de su mesita de luz.
Cerró los ojos y procuró no pensar en ello. Aún así, los deseos de volar lejos de este mundo tan dañino para su alma, luchaban por entrometerse entre el enjambre de ideas y memorias que cubrían sus pensamientos. Quiso tantas veces no sentirlo, y a su vez poder llegar naturalmente hasta ese punto en el que ya no hay retorno alguno… poder acariciar sus manos y pedirle disculpas… volver el tiempo atrás y recuperar su vida… Pero ambos, su corazón y su cabeza, sabían que no podría ser. Ella era demasiado sensible y temerosa, como para propiciar una situación así.
Desde aquel día en el que todo su mundo desapareció en un soplido, sus sueños no habían sido para descansar. Las fuertes ojeras, se marcaban con el correr de las horas como un tatuaje que parecía querer quedarse allí para siempre. No podía conciliar un sueño profundo, y recordaba cada uno y hasta incluso cómo los iba armando a su gusto e imaginación, totalmente a conciencia. En un momento se le había ocurrido escribir un libro con ellos, pero no tenía ya el ánimo ni la iniciativa para llevar sus palabras a la práctica.
Pero por una vez, quería recordar el placer de un buen y largo sueño, el despertarse renovado y con la carga suficiente para esbozar una sonrisa al ver las hermosas simplezas del paisaje que tanto admiraba su pasado yo. Se propuso relajar sus músculos y dejarse llevar aunque sea por un instante.
La punzada en su cabeza aumentó y podía sentir cómo se dejaba sumergir dentro de la cama. Una sensación de frío y absorción la invadió por completo y su reflejo infaltable ante la adversidad, la hizo intentar despertarse, pero no pudo. Estaba presa en su cuerpo.
De un momento a otro, todas las imágenes de su pasado comenzaron a amontonarse y a pasar frente a sus ojos, no podía cerrarlos, no podía desviar la mirada. Lo que tanto había intentado guardar en algún viejo cajón olvidado de su mente, la ataba ahora con los lazos más fuertes y la obligaba a enfrentarse con él. Sus ojos iluminados por la luz de los retratos, se movían con velocidad a la par que las pulsaciones crecían a un ritmo acelerado. Una mezcla de sensaciones invadían los pocos espacios que quedaban en su cuerpo.
Quería que parara, pero no podía detener lo que estaba sucediendo. Siempre pensó que jamás se puede controlar lo que no se puede nombrar, lo desconocido, por eso nunca se atrevió a nada en su vida, por eso nunca obtuvo nada en su vida. Los retratos nítidos, las palabras y las frases, pasaban con gran rapidez y los excesivos estímulos abrumaban su cabeza.
Necesitaba despertarse y bajarse de ese giro de recuerdos que le taladraban la cabeza. De pronto todo se calmó y se resignó una vez más pensando…. “me lo merecía, tarde o temprano debo afrontar esto”. Se dispuso a relajarse e intentar aprovechar que su cuerpo estaba sumido en el sueño profundo que esperaba tener hace tiempo. Decidió relajar su mente y despreocuparse por lo que había pasado. Después de todo ya había pasado.
Pero la tranquilidad de aquella noche parecía tener un despliegue poco duradero. Su frágil corazón dio un gran vuelco al observar una sombra proyectada en la ventana de su cuarto. Ya no sentía frío, pero aún no podía mover sus músculos. Una presencia en la habitación, se hizo conocer.
Su rostro difuso y lejano, se aclaraba con cada paso que daba hasta su cama. Una desesperación repentina cubrió su cuerpo e intentó de todas las formas posibles librarse de esa pesadez que le impedía erguirse. No podía siquiera gritar, y aunque lo hiciera sabía que jamás la oiría nadie. No mantenía relación con ninguno de los vecinos, y muchos de ellos creían que pertenecía a alguna religión oscura o a ciertas sectas que Laura ni siquiera conocía por nombre.
En ningún momento de su vida, había creído en seres celestiales y mucho menos en seres malignos que pudieran existir. Pero podía oír sus pasos, verlo, sentir su presencia, el olor fuerte y asfixiante que invadía el dormitorio. Estaba confundida y desesperada ¿Qué era real y qué no? ¿Cuánta irrealidad había en todo? ¿Cuánta realidad? Una parte de sí misma le indicaba que sólo era una horrible pesadilla, que pronto pasaría, pero ella no lo sentía así, los minutos pasaban y aquella criatura seguía allí, acechándola, irrumpiendo con la plena tranquilidad de la noche.
Fue cuando se detuvo, en el medio del tramo que separaba su alcoba del comedor, observando detenidamente la sensación de terror que invadía el rostro de Laura. Trazó una pequeña mueca perversa y siguió esta vez con decisión de llegar a ella. Se movía aún más rápido que en el primer momento y los latidos de Laura retumbaban por todo su interior a un ritmo mucho mayor y con una fuerza descomunal. Sintió que ese era su irremediable final y lo que deseó tantas veces, al tenerlo frente a frente, no le pareció la mejor opción. El miedo se había apoderado de cada sentido, de cada milímetro de su ser.
Intentaba despertarse pero no podía, con el paso del tiempo el punzante dolor de cabeza crecía y sentía una fuerte opresión en el pecho tal vez causada por la asfixia del aire enviciado que respiraba. ¿Todo podría ser su imaginación?
Luego de la muerte de su madre, Laura visitó varios médicos y psicólogos que la derivaron a los mejores psiquiatras de la ciudad, pasando más de la mitad del día bajo el efecto de los sedantes que impedían que cometiera alguna locura, o que aumentara la esquizofrenia diagnosticada. Pero hacía tiempo que no recurría a ellos con frecuencia o experimentaba alucinaciones.
Procuró mentalizarse y ganarle al terror infundado. Pero sus intentos fueron vanos. La presencia se había vuelto totalmente real. Tomándola de los brazos, la sacudió fuera de la cama. Lo último que sintió antes de desvanecerse, fue cómo su cabeza golpeaba abruptamente contra el filo del contorno de la mesa de luz, y escuchó perdidamente los suaves ruidos del cristal del portarretratos quebrarse y esparcirse entre la habitación.
Cuando pudo recobrar la conciencia y la movilidad, intentó primero abrir los ojos, aún con un miedo acechante de conocer y ver la realidad que le esperaba tras la cortina de sus párpados.
Intentó desperezarse, pero donde estaba no había suficiente lugar ni para su propio cuerpo. Estaba despierta, consciente, pero todo lo que tocaba a su alrededor no excedía los cinco centímetros de distancia.
Volvió a sentir un vuelco en su corazón, esta vez reconocía el lugar. Había estudiado medicina lo suficiente como para conocer una morgue. No podía creerlo allí estaba, el poco aire que le quedaba a su alrededor, comenzó a acabarse. Rogaba que alguien escuchara sus gritos, pero pronto su cuerpo quedó sin el suficiente aire y se desmayó.
Aunque podía oír y sentir como había experimentado la noche ¿anterior? Sus músculos no podían moverse, y comenzó a pensar nuevamente en su final, su horrible y largo final. Se oyeron unos pasos y un hilo de luz empezó a dejarse entrever. La esperanza crecía en el pecho de Laura, hasta que recordó la figura tenebrosa que la había visitado y la había conducido hasta aquel horrible lugar.
¿Seguiría soñando o sería la pura realidad? Por fin la luz se hizo mayor y dos personas que no reconocía bien se asomaron por encima de su cabeza.
“Pobrecita” comentó una de ellas “sufrió tanto desde que la mamá murió, me duele mucho no haberla ayudado lo suficiente”. La otra sólo asentía con la cabeza y sólo atinó a agregar “mañana pasaré por la casa a ver si quedó algo que salvar, tuvo una muerte tan dramática”
Laura no logró comunicarse con ninguna de las personas presentes; únicamente pudo sentir unas frías gotas desprendidas de aquellas siluetas recorriendo su rostro. Y allí quedó. Su desesperación no fue suficiente como para despertarse. Quería salir de allí, gritar, respirar con normalidad. Nunca creyó que sus deseos de tener un sueño largo y profundo, se hicieran realidad con tanta firmeza.
La luz se esfumó tras el rechinido del metal al cerrarse. El aire se disipó y pocos minutos antes de caer tendida para siempre, lo entendió. Recordó cómo encendía la hoguera, imaginó cómo pudo romperse la botella de alcohol y provocar un fuerte incendio. Volvió a sentir aquel olor asfixiante entrar por sus fosas nasales. Vio por última vez aquella figura sobrehumana salvarla de las llamas, sin tener éxito.
Todo se iluminó de repente y el rostro de su madre se vislumbró a lo lejos. Tomó su mano dejando caer una lágrima traicionera y tras el abrazo tranquilizador de su madre dejó de sentir miedo.



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INSTANTÁNEAS








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CRóNICAS DEL CAPITáN BUSCAPIé




LOLITA


Entonces la moneda de diez en su nariz y la sonrisa mientras el sol comienza a enmañanar San Telmo, con los feriantes allí armando los puestos y el adoquín; algunos bares ya cerrando su gruesas persianas, agotando al fantasma de la noche en sus huesos. Entonces le marco el camino hacia la esquina opuesta justo cuando un amigo se quedaba en cuero en la plaza con los pelos largos despeinados en su cabeza perdida. La bajada y ya el bar donde nos conocimos… cerrado; un poco de gente más allá, el sol débil. La tomo de un brazo, la esquina, sus labios deliciosos en mis labios secos. Las manos que comienzan por los hombros, siguen por el encanto de la cintura. Ella toda ahí mía, en San Telmo y mis amigos allá y el cielo que se viene tan puro esta tarde. Quizá ella desconozca aquello que vengo intolerando desde hace meses. Esas ganas de besar y tocar la cara, sólo eso: besar y estrujar junto hacía mí, deseoso de no estar tan aburrido y tanto San Telmo y no sé entonces qué me dice un amigo que instantáneamente está a mis espaldas, intentando avisarme algo, y yo que quiero seguir besándola. Nos vamos junto a mi amigo ahí todo ebrio adelante nuestro. Se ríe y me acompaña nuevamente a a la par y aparece Rita.
Rita quiere y es tan hermosa también Rita que mi amigo le habla y ella pelea y grita y se le entorpece la boca, saca la lengua y se toca la nariz. Su mirada sideral se cruza con mi rostro y le sonrío y ella me mira con ternura y constelación,
un brazo toma mi cintura y ahora Lolita a quien estaba besando hace unos instantes y la beso posando mi lengua en los dientes inferiores y otra vez la primavera que me abstrae en miles de campos de miles de flores. Sus dedos se deslizan y viene un amigo y me pide seis pesos y yo le doy mientras ella ahora me besa y me mira con sus ojos (que no pueden ser de otra cosa más que amor) instantáneos, fugaces, brillantes. Rita pelea con mi otro amigo y éste se vuelve a sacar la remera y le quiere pegar y ella lo provoca y mi otro amigo los separa y se arman otros griteríos ante la mirada resignada de los puesteros que son siempre los mismos y por lo tanto ya conocen estas cosas. Me voy, ella me lleva por las calles empedradas ya ganadas por el sol y caminamos hacia Parque Lezama y sus estatuas, entre colectivos, maderas, botellas vacías, conventillos, hosterías y taxis, cables. Lo primero que hacemos es besarnos una vez en el banco de madera, naranja. Le digo algunas mentiras y ella me sonríe y hace que todo vuelva a tomar brillo, si supieras todos los besos que te daría Lolita si no te quisieras ir a dormir. Las medialunas son ricas y ya estamos en otro bar porque Lolita se encuentra allí sentanda frente a mí, con su cuello y su colgante, la cara cansada, y sigue hablando del punk, entonces yo me pierdo en el cuadro de Pichuco. Volvemos caminando por otra de adoquines y casas Coloniales, ya con la ciudad funcionando; de la mano me doy cuenta que también me gusta, ella ríe y yo hablo, sus ojos acuosos, loca, hermosa. En la esquina le digo que nos volveremos a ver, ella quizá espera otra cosa me parece advertir, yo: quiero irme con ella y despertarme en la tarde de un domingo imposible. Pero no. Porque ella no me pide el teléfono. Finalmente, la veo cruzar la calle, su cuerpo entre las líneas del cruce, cuando llega al cordón no mira, tampoco mira cuando yo la sigo mirando, hasta que la pierdo calle hacia el puerto. El silencio y la mañana fresca, la avenida San Juan semidesierta.


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GENTE NEGRA


BARRINGTON LEVY



Conocido como “The Mellow Canary”, debido a su prestigiosa voz, se inició en el dancehall desde muy temprana edad, se consagró en la década del ´80 como uno de los mejores DJs de Jamaica y expandió su fama al Reino Unido y Estados Unidos. Se mantuvo activo y victorioso a lo largo de los ´90 con una larga lista de álbum y hit singles, y todavía sigue en carrera. La de Dios te cuenta su historia.Barrington Levy nació el 30 de Abril de 1964 en West Kingston, pero durante su juventud pasó la mayor parte de su tiempo en Claredon.Su mayor influencia musical fue Dennis Brown, pero también le gustaba Michael Jackson, The Original Jackson 5 y otros artistas de R&B norteamericano…”A los nueve años comenzó a pasar música en los sound systems. Levy cuenta que el dancehall cambió mucho a lo largo de los años: “Los cambios se ven en el ritmo, en la lírica. No estoy muy de acuerdo con el tipo de letras que usan los músicos en sus canciones. Para mí, la música reggae es algo grande en este momento, y nosotros, los músicos tenemos que “limpiar” un poco las líricas; porque los mensajes que quieren transmitir éstas personas no es realmente lo que queremos que le quede a la gente: sexo, violencia, arma. Lo que hay q transmitir a la gente es amor, canciones con mensaje, canciones que puedan enriquecer a las personasEl comenzó a actuar en escenarios a los catorce años junto con Mighty Multitude, una banda que formó con su primo Everton Dacres. En 1975 editaron su primer single “My Black Girl”.Pero Levy abandonó al poco tiempo la banda y estableció su carrera solista con el single “A Long Time Since We Don´t Have No Love”; a pesar de que el éxito no tuvo mucho éxtio, el artista de catorce años ya comenzaba a ser popular dentro del dancehall en Jamaica.En un soundsystem local los productores Henry “Junjo” Lawes y Hyman “Jah Life” Wright llevaron al joven artista a los estudios de Channel One, y acompañado de la Roots Radics grabó un serie de singles. Los primeros frutos de esta unión fueron: “Ah Yah We Deh”, rápidamente seguido de “Looking My Love”, “Englishman” y “Wedding Ring Aside”. El éxito fue inmediato, pero fue el single “Collie Weed” que realmente afianzó la carrera de Levy. “Shine Eye Girl” fue el éxito que lo siguió, y para ese momento la carrera del joven Levy estaba en meteórico ascenso.La lista de singles siguió creciendo, entre ellos estaban: “Wicked Intention”, “Jumpy Girl” y una hermosa versión del tema de Horace Andy “Skylarking”.Al mismo tiempo, Levy unió fuerzas con el productor Alvin Ranglin para otra larga lista de hits como “Never Tear My Love Apart”, “Jah” y “When You’re Young and in Love».La prodigiosa voz de Levy lo llevó a formar varios duetos con otros vocalistas y DJs como en “Moonlight Lover” y “Sister Debby” que contó con la colaboración de Jah Thomas, y en “Lose Respect” y “I Need A Girl” donde unió fuerzas con Trinity, en 1980.Ese mismo año, Levy realizó una sensacional aparición en el Reggae Sunsplash y luego se volvió a presentar en 1981. Durante los primeros años de su carrera, Levy pasó la mayor parte de su tiempo entre estudios de grabación y shows. Durante 1979 y 1980 se editaron cuatro álbums.El primero de la lista fue “Bounty Hunter” en 1979, que trajo consigo tres hit singles: “Reggae Music”, “Shine Eye Girl” y “Looking My Love”. En Inglaterra, el sello Burning Sounds editó “Shine Eye Gal”, que también contaba con exitosos tracks como “Collie Weed” y “Ah Yah We Deh”. A continuación el reconocido álbum “Englishman” salió a la luz, que contaba con un imbatible equipo encabezado por Junjo Lawes y dos protegidos de King Tubby: Scientist y Prince Jammy. El álbum fue un éxito gracias a la mezcla perfecta de la espontaniedad de Levy con los viejos ritmos roots revitalizados por los Radics. El álbum “Robin Hood” de 1980 afirmó lo que todos en Jamaica ya sabían: Levy era una de las estrellas más grandes de la isla, y su talento era imbatible. También se podría decir que Levy era un rey entre los DJs de dancehall, y que compartía su reinado junto al aclamado DJ Yellowman (otro descubrimiento de Junjo Lawes). Tanto Robin Hood como Englishman tuvieron un impacto muy importante en Inglaterra, ambos fueron editados bajo el sello Greensleeves. Durante un intervalo de dos años, Levy no editó ningún álbum. En 1980 grabó una serie de singles con diferentes productores que compensaron su “ausencia”: de la mano del productor Lawes editó “Mary Longue Tongue”, con Lineal Thompson grabó “Too Poor” y con Kart Pitterson grabó “I Have a Problem” y “Even Tide Fire a Disaster”, entre otros.La década continuaba y la producción de hits no cesaba, “I´m Not In Love”, «You Have It,» «Tomorrow Is Another Day,» «Robberman,» «Black Rose,» «My Woman,» and «Money Move» fueron algunas de las canciones que tuvieron éxtio entre 1981 y 1983.LevyCuando le preguntan a Levy de donde se inspira para componer sus canciones el artista contesta: “Mi inspiración viene a mi día a día. Todos los días me levanto, camino por la calle y observo lo que pasa alrededor mío, mi inspiración proviene de la observación de las personas. Por ejemplo, yo escribí una canción que se llama “It Was A Warm and Sunny Day”. ¿Cómo hice esta canción? Yo estaba parado en la puerta de mi casa y un hombre pasó con sus dos hijos de la mano, y alguien que estaba junto a un árbol de mango le dispara al hombre y los dos niños se ponen a llorar. Así que hice una canción sobre eso: “Era un día caliente y soleado, yo estaba parado en la puerta de mi casa observado el paisaje, y vi a un hombre disparar a unas pobres personas, ellos no tenían municiones, tuvieron que usar su propia fuerza interior.” Finalmente el año 1983 presenció el lanzamiento de dos álbums nuevos: “Lifestyle” producido por Alvin Ranglin; y “Money Move”, producido por George Phang y que contaba con excelentes ritmos creados por Sly & Robbie especialmente hechos para el productor.En el Reino Unido, el sello Burning Sounds lanzó “Hunter Man”, una colección de grandes éxitos.En 1984 el single “Under Mi Sensi” producido por Jah Screw fue un todo un éxito. El dúo editó ese mismo año un álbum nuevo llamado “Here I Come”, el single que llevaba el nombre del cd se abrió camino entre los TOP 50 del Reino Unido y consagró a Levy como el mejor vocalista en los “Britain´s Reggae Awards”.Ese mismo año, el DJ juntó fuerzas con Frankie Paul para grabar un poderoso sound clash set llamado “Barrington Meets Frankie Paul”. 1985 fue el año en que se editó el álbum “Prison Oval Rock” con el sello Volcano Jamaican, que unió una vez mas al cantante con el renombrado productor Junjo Lawes. La lista de tracks estaba compuesta por: “Mary Longue Tong”, “Stray Away Girl” y “Robber Man”, entre otros.En 1987 realizó una aclamada presentación en el Reggae Sunsplash y se mantuvo como una de las atracciones mas importantes del show hasta 1995. Un año después editó “Love The Life You Live”, el cual no tuvo la misma repercusión que sus trabajos anteriores, y fue su último trabajo hasta 1991. Pero aún así, antes de que la década del ´80 termine, Levy se consagró con dos hits: “My Time” y “Too Experience”, los dos bajo la tutela de productor Jah Screw, y ambos cobres de canciones escritas por Bob Andy.Una nueva década comenzaba y Levy firmo contrato con el sello Mango y editó el álbum “Divine”, que contaba con tracks tales como: “Sweet Reggae Music”, “Too Experienced” y “Bless My Eyes”, entre otros.Al mismo tiempo, se unió a Rebel MC y a Tenor Fly para el aplastante single “Tribal Base”, el cual se acomodo entre los Top 20 de los charts británicos.Realizando una gira en los Estados Unidos junto a MCA, Levy intentó entrar al mercado norteamericano con su lanzamiento en 1993 “Barrington”. Producido por Lee Jaffem el álbum contaba con una regrabación del éxito “Under Mi Sensi” y una lista de hits como “Murderer” y “Jeep”. Como la relación con MCA no fue buena, Levy abandonó los Estados Unidos y regresó al Reino Unido; donde no tardó en convertir otro single en hit, “Work”.En 1994, Levy se unió al controversial DJ Beenie Man en los singles “Two Sounds” y “ander Mi Sensi”. Luego, bajo la dirección de Jack Scorpio, el cantante se juntó con Mega Banton en el single “She´s Mine”.Jah Screw tomó éstas colaboraciones y grabó un álbum exclusivamente de canciones compartidas, “Duets” (éste es el título norteamericano y fue editado bajo el sello RAS, y en el Reino Unido, se llamó “DJ Counteraction” y fue editado bajo el sello Greensleeves). De este set de canciones, “Living Dangerously” con Bounty Killer se posicionó en los puestos mas altos en los charts de Jamaica y se abrió camino entre los clubes alrededor del mundo.En 1996 se editó un álbum corto (ocho tracks mas cinco dubs) titulado “Time Capsule”, del sello RAS, que pudo compensar la poca cantidad de tracks con la calidad de los mismos.En el 2003 su disco debut “Bounty Hunter” fue reordenado y reeditado bajo el nombre “Moonlight Lover” por el sello Burning Bush. Dos años más tarde el sello Sanctuary recopiló en un álbum una serie de singles que Levy grabó con Henry Lawes y Alvin Ranglin,bajo el nombre: “Love Your Brother Man: The Early Years”.



http://teamzonaverde-zonabiografia.blogspot.com/2008/06/barrington-levy.html







DANIEL MAZA ROMPIENDOLA por EL TREN subterraneo e intergaláctico

EL LUNES EN CAMINO NEGRO: DANIEL MAZA - NOCHE DE LUXE





Ayer se subió a este tren interminable un tipo groso, y no sólo groso en lo que hace con su bajo: un tipo groso desde lo humano. Daniel Maza visitó el estudio de Radio Atómika para contarnos su vida y obra, para deleitarnos con sus dedos en las cuerdas, para compartir, finalmente, una noche DE LUXE. Uruguayo del barrio del Cerro (Montevideo), de casi 50 años de vida, se vino a la Argentina hace unos 30 años a probar suerte y no necesitamos afirmar lo bien que le fue: ha tocado con numerosos artistas como Luis Salinas, Celia Cruz, Horacio Fontova, Trío Fattoruso, Willy Chirino, Djavan, Santiago Feliu, Liliana Herrero, Gillespie, Edelmiro Molinari, entre otros. Ha visitado varios países en numerosas giras exponiendo su talento. También participa en Jam Sesions con músicos como Ray Barreto, Simon Phil, Danilo Perez, Negro Hernandez, Nicholas Payton, Raúl Barbosa, Carlos Aguirre, Maria Volante, Chico Novarro, etc. Próximamente los audios junto a este artista GROSO. Gracias Daniel. Sos una Maza.

Enterate más de él en www.myspace.com/danielmazacorrea


ESCÚCHALO, poniendo stop en el reproductor de la radio:





































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INSTANTÁNEAS




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CRóNICAS DEL CAPITáN BUSCAPIé


Imagen: "Cuerda" - Natacha Cabrera


picasaweb.google.com/natacha18



TAMBORES


Los hombres por la esquina golpean los chicos, impiadosos con la siesta de San Telmo, aunque sospecho que nadie duerme en esta tarde en el barrio, nadie debería dormir porque ésta es la tarde de La Llamada criolla y todos los colores salpican en manchas de repiqueteos y gente que va y viene y que bailan, y observan y experimentan la felicidad. Algunos sacan fotos, otros abren cervezas en las mesas de la plaza; en las galerías antiguas aledañas otros pagan precios por sifones viejos y estampillas llenas de polvo que cuelgan de estructuras viejas y oxidadas. Hay algunos que se sientan en el cordón y pasan horas con sus pies a centímetros del agua negra que moja los adoquines. Y fuman y toman bebidas casi toda la tarde mientras que el sol les dé en la cien. Muchos siguen de largo ignorando la celebración junto a sus mujeres que los toman del brazo y les señalan los detalles de los faroles de las construcciones. El piano en la cintura de aquel mulato de sombrero blanco que me mira unos instantes, igual yo intuyo que ese tipo no piensa en lo que mira mientras mueve sus brazos entre palo y mano en la lenta marcha de todos ellos en un trance de parches y conteos y combinaciones de ritmos. Lleva la sangre hirviendo del candombe, al menos es lo que puedo percibir. Tambores de múltiples colores en infinito contraste con las viejas casas arrasadas por la erosión de los años de historia. Mi amigo destapa una fresca y me hace algún comentario que apenas percibo por el repique interminable. Sobre Defensa se ve un contingente de turistas que todo lo convierten en inmortales recuerdos de su paso por el mundo, algunos bailan cualquier cosa y me resultan simpáticos, parecen alemanes, quizá nórdicos, en fin, tipos que gastan las tarjetas en lugares exóticos y toman cervezas y luego van al teatro y compran cueros y se van algún día. Eduardo Da Luz! Grita uno que corre junto a otro hacia la esquina donde empieza a girar la comparsa y ahí entiendo de qué tan poco sé de candombe, seguro que el tipo es algún músico de la otra orilla, en donde este género calienta las aceras con adoquín también, como el de Palermo, el viejo barrio de los negros esclavos africanos durante la colonia. Una bandera flamea entre la multitud y es roja, blanca y azul, puedo pensar en Nacional mientras observo venir a uno con la camiseta de El Carbonero. También aparece la bandera de la República Oriental y ahí me doy cuenta que la fiesta es ajena, que es prestada para que nosotros podamos apreciar este acontecimiento por estas tierras, privándonos, quizá, de algunos detalles pero sintiendo que el adoquín tiembla en las callejuelas de San Telmo. Gritos y efervescencia ahora, los palos en los parches rabiosos y la cerveza que deja espuma en las veredas sucias, el jefe de cuerdas y otro grito y La Llamada es energía, es un animal gigante destrozando con su paso todos los murmullos, televisores encendidos, llamados por teléfonos, radios, autos y escapes, besos de enamorados.
La piba me toca la espalda y me pide fuego y me dice estos son los uruguayos del barrio del Cerro, a veces tocan en las laderas del Fuerte la miro detenidamente, hago un gesto torpe y miro la comparsa volviéndome a ella que empuja mi cigarrillo moviendo sus labios. Mi amigo me mira en silencio y vuelve hundir el pico de la botella para dejarme actuar del barrio del Cerro? le pregunto… ella me devuelve el cigarrillo y habla con otra que está a su lado, le pasa el cigarro a la ésta, se ríen de algo y nuevamente me mira sí, son del Cerro, un barrio de Montevideo de donde vengo yo, un barrio que alguna vez supo ser albergue de inmigrantes… sus calles tienen nombres de países y países y entonces calla y detiene su vista en las alturas, esperando quizá mi respuesta, quizá no, dejándose llevar por la vibración de la cuerda que bailando en dos movimientos se traslada pesadamente sosteniendo al animal. San Telmo me encanta y despeja el flequillo que le pincha en la frente y pasa un largo momento que no distingo los tambores, como si todo hubiese quedado suspendido en pequeñas esferas transparentes de silencio, ella se da cuenta que la observo detenidamente y no hace nada, se deja mirar, porque más que seguro que le encanta que la miren, porque sabe que realmente es hermosa y le gusta, lo disfruta, y entonces es cuando llego a sus ojos y parece que mi boca está muy cerca de la suya pero ella sigue sin decir nada, y bajo deslizándome atento por su nariz y ya la escena se vuelve definitivamente en silencio porque su boca se está abriendo lentamente y apenas asoman sus dientes que también son hermosos y todo parece brillar en el instante que deja salir el humo del cigarro. Si supieras las ganas que tengo de tocarte las manos y convertirme en ése que muchos desean ser en este instante, porque seguro que alguien nos está mirando y eso es por ella… que se queda tan quieta mientras los círculos de silencio y toda su cara en primer plano, si supieras los besos que te daría en la mañana mientras el sol en una de las ventanas, seguro que te preparo unos mates, sin azúcar o con, como se te dé la gana y jugar con las sábanas entre perlas y sonrisas, ver tus pies jugar con los míos, aunque quizá los esconda porque creo que no merecen estar al lado de los tuyos que deben ser también hermosos. A todo esto me sigue mirando y ya empiezo a desesperarme porque todo es tan fácil y tan conmovedor para los que nos miran, porque entienden que soy un afortunado de que ella me mire así, allí casi en la esquina, mientras la comparsa ya no sé dónde está y si todo esto sucede en Uruguay o Argentina, en el barrio del Cerro o San Telmo, Balvanera o Palermo, me pregunto de quién estarás o estuviste enamorada, cómo será el tipo que deseas y que pueda besarte en la frente bajo el flequillo, aquel afortunado que puede morder esos labios que seguramente son explosiones de ansiedad para quienes los observan como yo, así, tan detenidamente. Te prometo que cruzo el charco y me voy a tu barrio, y que si llegás a quererme me quedo a vivir allá… yo qué sé en … en alguna pieza de hotel… en carpa cerca de la playa, o a dónde a vos te parezca para tenerme a tu alcance cuando lo dispongas porque ya no voy a querer irme de esos ojos y ese pelo con algunos rulos.
Gracias por el fuego dice y me sonríe tibiamente llevándose todo el perfume en su empezar a andar rozándome con su codo mi pecho, con su campera adidas azul y sus zapatillas rojas, y luego es su amiga quien la sigue. En instantes se pierden entre la gente que sigue bailando allá mientras los alemanes continúan sacando fotos y el repique es furia, allá donde el candombe abre las ventanas, allá del otro lado donde los adoquines laten.




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LITERATURA NEGRA







El perro - Alfonsina Vicente





Satán, el perro de mi madre, debía tener unos 70 años humanos; la mirada perdida, el cuerpo cansado, el sueño frustrado y la cabeza rota. Todavía recuerdo algunas cosas de su infancia-adolescencia y cuasi juventud; y ahora sólo quedan esos recuerdos y nada del presente para recordar alegremente en el futuro. Imagino que la mente de un perro puede llegar a muchos lugares, compartir los mismos recuerdos que tengo yo e incluso padecer los mismos sentimientos. Y ahí estaba él, su vida se había reducido a caminar los cinco metros cuadrados de mi terraza; descansar los pensamientos acostado sobre su pata izquierda, y comer una o dos veces al día. Mientras tanto, mi madre y yo continuábamos inmersas en nuestra egoísta libertad, cediendo paso (tal vez sin saberlo o tal vez sin darle importancia) a sus desórdenes mentales. Fue así que hace algún tiempo dejó de reconocerme; y creo que en ese momento empezó a desconocerse así mismo también; ya no tenía esa vitalidad juvenil que tienen los perros ante la emoción de una nueva salida o de un paseo por el parque. Porque, bueno, todo eso forma parte ahora del pasado. De ese pasado hermoso y alegre que todos tuvimos alguna vez. Así fue entonces que poco a poco aprendió a resignarse a convivir simplemente con el mismo, con sus propios demonios. A medida que pasaban los días, él buscaba nuevas distracciones; al principio le ladraba a los vecinos, después (al notar que no siempre había un vecino al cual ladrarle) le ladraba a algún ser imaginario que atacaba a algún otro ser imaginario; y así, no tan lentamente, fue que abandonó su cordura. Entonces pasaban los años y ya nadie se acordaba de su cumpleaños o de bañarlo y sólo se cumplía con el deber básico de alimentarlo. Y supongo que él pensó que era conveniente olvidarnos a todos aquellos que habíamos olvidado formar parte de su felicidad. Con el tiempo dejó de reconocer a mi madre y ahora sí había perdido el contacto humano para siempre, y siempre fastidioso continuaba peleándose con sus hombres imaginarios. Lloraba cada vez más seguido y sufría grandes trastornos emocionales; claro que mi madre no pensó en culparse a ella misma por lo que estaba sucediendo; y analizando el hecho de que él ya no la reconocía y que sus llantos y ladridos eran un fastidio para su vida diaria, llamó al veterinario y lo sacrificó. Debo admitir que esto me significó una gran alegría, porque, aunque él ya no podía reconocerme a mí, yo sí podía reconocer su dolor y entendía que éste era su único remedio. Pero bueno, en fin; como todo pasa y todo queda pero lo nuestro es pasar, ya estamos pensando en la raza del futuro perro que encerrar en aquella terraza ahora vacía. Porque claro está que un clavo saca otro clavo, y mientras que no se clave en el corazón podemos darle lugar a otro martillazo.



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GENTE NEGRA


COMPAY SEGUNDO







Máximo Francisco Repilado Muñoz (Siboney, 18 de noviembre de 1907 - La Habana, 14 de julio de 2003), más conocido como Compay Segundo fue un músico y compositor cubano de amplia trayectoria mundial.
Llegó a ser un popular compositor e intérprete, muy conocido entre los amantes de la música cubana. Comenzó tocando la guitarra, el clarinete y el bongó. También tocó la tumbadora.
Fue el inventor del armónico un híbrido de siete cuerdas entre la guitarra española y el tres cubano. Comenzó su carrera musical muy joven cuando compuso sus primeras canciones y en los años treinta formó parte de diversas agrupaciones artísticas de Santiago como el Cuarteto de Trovadores Orientales y el Cuarteto Hatuey. También fue vocalista del conjunto de Miguel Matamoros.
En 1948, Repilado, como voz segunda y tocador de tres funda con Lorenzo Reyezuelo el legendario dúo Los Compadres. Lorenzo, como primer vocal se llamó Compay Primo y Repilado, como hacia de voz segunda adoptó el sobrenombre de Compay Segundo, que le acompañaría hasta el día de su muerte. Los Compadres constituyeron todo un fenómeno de popularidad que se prolongó hasta 1955 cuando Reynaldo Reyezuelo, hermano de Lorenzo, sustituye a Compay Segundo quien a su vez forma un nuevo grupo al que bautiza como Compay Segundo y sus muchachos .



http://es.wikipedia.org/wiki/Compay_Segundo



DISQUITOS














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ARTE ATÓMIKO



DANIEL MAZA se subió apenitas al tren...


VAMO´ARRIBA!
La H1N1 le llegó a DANIEL MAZA, lo sacamos por teléfono...
Acá tenès el audio:








Igual a no preocuparse queridos y queridas...Dice que se viene enfermo, llueva o truene...Solo para conocer al Bigotón de skarda´s!



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GENTE NEGRA




DON DRUMMOND




Nació Kingston, Jamaica, en mayo de 1932, murió en 1969.


Famoso trombonista de música ska y compositor, fue uno de los miembros originales del grupo The Skatalites componiendo muchas de sus canciones.

Su carrera musical comenzó a mediados de los 50's con Eric Deans All-Stars. Continuó hacia 1960s con otros, entre ellos Kenny Williams.
Con el nacimiento del ska Don se unió a The Skatalites. Su nombre llegó a ser conocido en Jamaica, antes de comenzar con sus problemas mentales. El pianista George Shearing lo consideró como uno de los 5 mejores trombonistas del mundo.
En 1965 fue encarcelado por el asesinato de la bailarina exótica y cantante Anita "Margarita" Mahfood, el 1° de Enero de 1965. Fue internado en el Asilo de Belle Vue en Kingston, donde permaneció hasta su muerte.

La causa oficial de su muerte fue suicidio, pero otras teorías establecen, que sus colegas creen que fue parte de un complot por parte del gobierno contra la escena musical en Kingston, otros creen que fue asesinado por gángsters como venganza de un asesinato.


http://es.wikipedia.org/wiki/Don_Drummond



disquillos


Anibal repetto en el Viaje por el Tren intrainteretereano galáctico y subterráneo del 29 de junio

Si colgaste en el Lunes postelecciones, o el chancho gripe te estuvo quemando el coco...Te dejamos aquí el audio de esta Banda; la cual ha sido envíada por nuestro conspirativo CapitánBeto desde su base operativ, la Ciudad de Erks..:
ANIBAL REPETTO SEXTETO BLUES





Y una editorial compartida sobre el cuarto oscuro: