DANIEL MAZA ROMPIENDOLA por EL TREN subterraneo e intergaláctico

EL LUNES EN CAMINO NEGRO: DANIEL MAZA - NOCHE DE LUXE





Ayer se subió a este tren interminable un tipo groso, y no sólo groso en lo que hace con su bajo: un tipo groso desde lo humano. Daniel Maza visitó el estudio de Radio Atómika para contarnos su vida y obra, para deleitarnos con sus dedos en las cuerdas, para compartir, finalmente, una noche DE LUXE. Uruguayo del barrio del Cerro (Montevideo), de casi 50 años de vida, se vino a la Argentina hace unos 30 años a probar suerte y no necesitamos afirmar lo bien que le fue: ha tocado con numerosos artistas como Luis Salinas, Celia Cruz, Horacio Fontova, Trío Fattoruso, Willy Chirino, Djavan, Santiago Feliu, Liliana Herrero, Gillespie, Edelmiro Molinari, entre otros. Ha visitado varios países en numerosas giras exponiendo su talento. También participa en Jam Sesions con músicos como Ray Barreto, Simon Phil, Danilo Perez, Negro Hernandez, Nicholas Payton, Raúl Barbosa, Carlos Aguirre, Maria Volante, Chico Novarro, etc. Próximamente los audios junto a este artista GROSO. Gracias Daniel. Sos una Maza.

Enterate más de él en www.myspace.com/danielmazacorrea


ESCÚCHALO, poniendo stop en el reproductor de la radio:





































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INSTANTÁNEAS




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CRóNICAS DEL CAPITáN BUSCAPIé


Imagen: "Cuerda" - Natacha Cabrera


picasaweb.google.com/natacha18



TAMBORES


Los hombres por la esquina golpean los chicos, impiadosos con la siesta de San Telmo, aunque sospecho que nadie duerme en esta tarde en el barrio, nadie debería dormir porque ésta es la tarde de La Llamada criolla y todos los colores salpican en manchas de repiqueteos y gente que va y viene y que bailan, y observan y experimentan la felicidad. Algunos sacan fotos, otros abren cervezas en las mesas de la plaza; en las galerías antiguas aledañas otros pagan precios por sifones viejos y estampillas llenas de polvo que cuelgan de estructuras viejas y oxidadas. Hay algunos que se sientan en el cordón y pasan horas con sus pies a centímetros del agua negra que moja los adoquines. Y fuman y toman bebidas casi toda la tarde mientras que el sol les dé en la cien. Muchos siguen de largo ignorando la celebración junto a sus mujeres que los toman del brazo y les señalan los detalles de los faroles de las construcciones. El piano en la cintura de aquel mulato de sombrero blanco que me mira unos instantes, igual yo intuyo que ese tipo no piensa en lo que mira mientras mueve sus brazos entre palo y mano en la lenta marcha de todos ellos en un trance de parches y conteos y combinaciones de ritmos. Lleva la sangre hirviendo del candombe, al menos es lo que puedo percibir. Tambores de múltiples colores en infinito contraste con las viejas casas arrasadas por la erosión de los años de historia. Mi amigo destapa una fresca y me hace algún comentario que apenas percibo por el repique interminable. Sobre Defensa se ve un contingente de turistas que todo lo convierten en inmortales recuerdos de su paso por el mundo, algunos bailan cualquier cosa y me resultan simpáticos, parecen alemanes, quizá nórdicos, en fin, tipos que gastan las tarjetas en lugares exóticos y toman cervezas y luego van al teatro y compran cueros y se van algún día. Eduardo Da Luz! Grita uno que corre junto a otro hacia la esquina donde empieza a girar la comparsa y ahí entiendo de qué tan poco sé de candombe, seguro que el tipo es algún músico de la otra orilla, en donde este género calienta las aceras con adoquín también, como el de Palermo, el viejo barrio de los negros esclavos africanos durante la colonia. Una bandera flamea entre la multitud y es roja, blanca y azul, puedo pensar en Nacional mientras observo venir a uno con la camiseta de El Carbonero. También aparece la bandera de la República Oriental y ahí me doy cuenta que la fiesta es ajena, que es prestada para que nosotros podamos apreciar este acontecimiento por estas tierras, privándonos, quizá, de algunos detalles pero sintiendo que el adoquín tiembla en las callejuelas de San Telmo. Gritos y efervescencia ahora, los palos en los parches rabiosos y la cerveza que deja espuma en las veredas sucias, el jefe de cuerdas y otro grito y La Llamada es energía, es un animal gigante destrozando con su paso todos los murmullos, televisores encendidos, llamados por teléfonos, radios, autos y escapes, besos de enamorados.
La piba me toca la espalda y me pide fuego y me dice estos son los uruguayos del barrio del Cerro, a veces tocan en las laderas del Fuerte la miro detenidamente, hago un gesto torpe y miro la comparsa volviéndome a ella que empuja mi cigarrillo moviendo sus labios. Mi amigo me mira en silencio y vuelve hundir el pico de la botella para dejarme actuar del barrio del Cerro? le pregunto… ella me devuelve el cigarrillo y habla con otra que está a su lado, le pasa el cigarro a la ésta, se ríen de algo y nuevamente me mira sí, son del Cerro, un barrio de Montevideo de donde vengo yo, un barrio que alguna vez supo ser albergue de inmigrantes… sus calles tienen nombres de países y países y entonces calla y detiene su vista en las alturas, esperando quizá mi respuesta, quizá no, dejándose llevar por la vibración de la cuerda que bailando en dos movimientos se traslada pesadamente sosteniendo al animal. San Telmo me encanta y despeja el flequillo que le pincha en la frente y pasa un largo momento que no distingo los tambores, como si todo hubiese quedado suspendido en pequeñas esferas transparentes de silencio, ella se da cuenta que la observo detenidamente y no hace nada, se deja mirar, porque más que seguro que le encanta que la miren, porque sabe que realmente es hermosa y le gusta, lo disfruta, y entonces es cuando llego a sus ojos y parece que mi boca está muy cerca de la suya pero ella sigue sin decir nada, y bajo deslizándome atento por su nariz y ya la escena se vuelve definitivamente en silencio porque su boca se está abriendo lentamente y apenas asoman sus dientes que también son hermosos y todo parece brillar en el instante que deja salir el humo del cigarro. Si supieras las ganas que tengo de tocarte las manos y convertirme en ése que muchos desean ser en este instante, porque seguro que alguien nos está mirando y eso es por ella… que se queda tan quieta mientras los círculos de silencio y toda su cara en primer plano, si supieras los besos que te daría en la mañana mientras el sol en una de las ventanas, seguro que te preparo unos mates, sin azúcar o con, como se te dé la gana y jugar con las sábanas entre perlas y sonrisas, ver tus pies jugar con los míos, aunque quizá los esconda porque creo que no merecen estar al lado de los tuyos que deben ser también hermosos. A todo esto me sigue mirando y ya empiezo a desesperarme porque todo es tan fácil y tan conmovedor para los que nos miran, porque entienden que soy un afortunado de que ella me mire así, allí casi en la esquina, mientras la comparsa ya no sé dónde está y si todo esto sucede en Uruguay o Argentina, en el barrio del Cerro o San Telmo, Balvanera o Palermo, me pregunto de quién estarás o estuviste enamorada, cómo será el tipo que deseas y que pueda besarte en la frente bajo el flequillo, aquel afortunado que puede morder esos labios que seguramente son explosiones de ansiedad para quienes los observan como yo, así, tan detenidamente. Te prometo que cruzo el charco y me voy a tu barrio, y que si llegás a quererme me quedo a vivir allá… yo qué sé en … en alguna pieza de hotel… en carpa cerca de la playa, o a dónde a vos te parezca para tenerme a tu alcance cuando lo dispongas porque ya no voy a querer irme de esos ojos y ese pelo con algunos rulos.
Gracias por el fuego dice y me sonríe tibiamente llevándose todo el perfume en su empezar a andar rozándome con su codo mi pecho, con su campera adidas azul y sus zapatillas rojas, y luego es su amiga quien la sigue. En instantes se pierden entre la gente que sigue bailando allá mientras los alemanes continúan sacando fotos y el repique es furia, allá donde el candombe abre las ventanas, allá del otro lado donde los adoquines laten.




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LITERATURA NEGRA







El perro - Alfonsina Vicente





Satán, el perro de mi madre, debía tener unos 70 años humanos; la mirada perdida, el cuerpo cansado, el sueño frustrado y la cabeza rota. Todavía recuerdo algunas cosas de su infancia-adolescencia y cuasi juventud; y ahora sólo quedan esos recuerdos y nada del presente para recordar alegremente en el futuro. Imagino que la mente de un perro puede llegar a muchos lugares, compartir los mismos recuerdos que tengo yo e incluso padecer los mismos sentimientos. Y ahí estaba él, su vida se había reducido a caminar los cinco metros cuadrados de mi terraza; descansar los pensamientos acostado sobre su pata izquierda, y comer una o dos veces al día. Mientras tanto, mi madre y yo continuábamos inmersas en nuestra egoísta libertad, cediendo paso (tal vez sin saberlo o tal vez sin darle importancia) a sus desórdenes mentales. Fue así que hace algún tiempo dejó de reconocerme; y creo que en ese momento empezó a desconocerse así mismo también; ya no tenía esa vitalidad juvenil que tienen los perros ante la emoción de una nueva salida o de un paseo por el parque. Porque, bueno, todo eso forma parte ahora del pasado. De ese pasado hermoso y alegre que todos tuvimos alguna vez. Así fue entonces que poco a poco aprendió a resignarse a convivir simplemente con el mismo, con sus propios demonios. A medida que pasaban los días, él buscaba nuevas distracciones; al principio le ladraba a los vecinos, después (al notar que no siempre había un vecino al cual ladrarle) le ladraba a algún ser imaginario que atacaba a algún otro ser imaginario; y así, no tan lentamente, fue que abandonó su cordura. Entonces pasaban los años y ya nadie se acordaba de su cumpleaños o de bañarlo y sólo se cumplía con el deber básico de alimentarlo. Y supongo que él pensó que era conveniente olvidarnos a todos aquellos que habíamos olvidado formar parte de su felicidad. Con el tiempo dejó de reconocer a mi madre y ahora sí había perdido el contacto humano para siempre, y siempre fastidioso continuaba peleándose con sus hombres imaginarios. Lloraba cada vez más seguido y sufría grandes trastornos emocionales; claro que mi madre no pensó en culparse a ella misma por lo que estaba sucediendo; y analizando el hecho de que él ya no la reconocía y que sus llantos y ladridos eran un fastidio para su vida diaria, llamó al veterinario y lo sacrificó. Debo admitir que esto me significó una gran alegría, porque, aunque él ya no podía reconocerme a mí, yo sí podía reconocer su dolor y entendía que éste era su único remedio. Pero bueno, en fin; como todo pasa y todo queda pero lo nuestro es pasar, ya estamos pensando en la raza del futuro perro que encerrar en aquella terraza ahora vacía. Porque claro está que un clavo saca otro clavo, y mientras que no se clave en el corazón podemos darle lugar a otro martillazo.



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GENTE NEGRA


COMPAY SEGUNDO







Máximo Francisco Repilado Muñoz (Siboney, 18 de noviembre de 1907 - La Habana, 14 de julio de 2003), más conocido como Compay Segundo fue un músico y compositor cubano de amplia trayectoria mundial.
Llegó a ser un popular compositor e intérprete, muy conocido entre los amantes de la música cubana. Comenzó tocando la guitarra, el clarinete y el bongó. También tocó la tumbadora.
Fue el inventor del armónico un híbrido de siete cuerdas entre la guitarra española y el tres cubano. Comenzó su carrera musical muy joven cuando compuso sus primeras canciones y en los años treinta formó parte de diversas agrupaciones artísticas de Santiago como el Cuarteto de Trovadores Orientales y el Cuarteto Hatuey. También fue vocalista del conjunto de Miguel Matamoros.
En 1948, Repilado, como voz segunda y tocador de tres funda con Lorenzo Reyezuelo el legendario dúo Los Compadres. Lorenzo, como primer vocal se llamó Compay Primo y Repilado, como hacia de voz segunda adoptó el sobrenombre de Compay Segundo, que le acompañaría hasta el día de su muerte. Los Compadres constituyeron todo un fenómeno de popularidad que se prolongó hasta 1955 cuando Reynaldo Reyezuelo, hermano de Lorenzo, sustituye a Compay Segundo quien a su vez forma un nuevo grupo al que bautiza como Compay Segundo y sus muchachos .



http://es.wikipedia.org/wiki/Compay_Segundo



DISQUITOS














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ARTE ATÓMIKO